Cuentos de siempre

Entre estos cuentos, dirigidos a los más pequeños, encontramos un buen número de clásicos: "La ratita presumida", "Alí Babá y los cuarenta ladrones", "El enano saltarín", "Los tres tambores", "Garbancito", "La casita de chocolate", "El soldadito de plomo", "La cigarra y la hormiga", y tantos otros... Como no podía ser menos, todos estos cuentos contenían, de una forma más o menos clara, su propia moraleja.

	Cuento nº 1: La ratita presumida 11' 24'' "Era una vez una ratita muy simpática, que todas las mañanas, al levantarse, deshacía su camita, sacudía sus sabanitas hechas de hilos de seda y, tras atarse un trapo en la cabeza, empezaba a barrer toda la casita. Y cantaba, y cantaba, mientras barría, para dejar la casa completamente limpia. Después, contemplaba el suelo, que brillaba como un espejo, y se quitaba el pañuelo de la cabeza...".
	Cuento nº 2: Alí-Babá y los cuarenta ladrones 10' 58'' "Erase una vez en la lejanísima Persia, un país muy bonito en el que vivían dos hermanos, una preciosa ciudad. Allí nacieron Casim y Alí-Babá. Alí era muy pobre, pues se casó con una buena mujer muy pobre también, mientras que Casim, como se casó con una mujer muy rica, poseía un bonito palacio, muchas tierras y no pocos servidores...".
	Cuento nº 3: El enano saltarín 10' 32'' "Hace muchos años, vivía en un país lejano un molinero. Habitaba en un viejo molino, al borde del río, con una hija suya muy guapa y trabajadora. El molinero era buen hombre, pero muy exajerado y mentiroso, y vereis lo que le pasó por esas mentiras. Una mañana, cuando estaba descargando los sacos de trigo molido a las puertas del palacio del rey, salía el propio rey a caballo...".
	Cuento nº 4: La cigarra y la hormiga 9' 10'' "La tarde en que empieza nuestro cuento, la cigarra Cantaprados salió de su casa, que estaba escondida entre las ramas de un rosal. Cantaprados era muy joven, y se asombraba mucho de todo lo que veía. Lo primero que encontró fue una abeja, que volaba de flor en flor muy atareada. Cantaprados la saludó: –Buenas tardes... A usted, a usted de digo. A la que vuela entre las flores...".
	Cuento nº 5: Los tres tambores 8' 58'' "Eranse una vez tres tambores que, al regresar de una guerra, fueron a presentar sus respetos al Rey del país, en presencia de toda la Corte. Uno de ellos, el más pequeño y simpático, llevaba un ramo de flores exóticas que llamaron la atención de la linda Princesita. Pero, como era muy timida, no se atrevió a pedirselas al pequeño tambor, delante de todos, y esperó a que el muchacho se encontrara en el jardín para acercarsele...".
	Cuento nº 6: Garbancito 8' 44'' "Erase una vez un matrimonio que, después de muchos años, tuvieron un hijo. Pero éste nació tan pequeñín, que tuvieron que utilizar como cuna una cascara de avellana: ─Como es tan pequeñín, le llamaremos... Garbancito. Pasó el tiempo, y Garbancito apenas creció, aunque ahora utilizaba como lecho una cáscara de nuez. Sus padres estaban temiendo pisarle, porque iba y venía por la casa, revolviendolo todo...".
	Cuento nº 7: Hansel y Gretel (o La casita de Chocolate) 7' 39'' "En lo más profundo de un inmenso bosque, en el País de los Cuentos, había una casita de troncos, pequeña y pobre, pero muy bonita y bien arreglada. Por fuera, la cuidaba el papá..., y por dentro, la cuidaba mamá... También había en la casa un niño que se llamaba Hansel, y una niña que se llamaba Gretel. Cuando empieza nuestra historia, había llegado el buen tiempo y el bosque estaba precioso...".
	Cuento nº 8: El soldadito de plomo 7' 21'' "En aquellas Navidades, a Javier y María les habían regalado muchos juguetes: muñecas, pelotas, construcciones... Una tarde, vinieron los abuelitos a ver a los niños: ─Mira, mira Javier, mira. Como yo soy militar y me gustan mucho los soldaos, te traigo pa que juegues una caja de soldaditos de plomo. ─Oye, María. Yo te he comprado este juego para armar un castillo, con sus torres, y sus almenas, y su puente levadizo...".
	Cuento nº 9: Historia del gallo Kiriko 6' 22'' "Escuchad, amiguitos, la historia del gallo Kiriko, que va alegre y cantando a la boda de Tío Perico. Andando así, pues, tan ufano, de pronto ve gallo Kiriko que, de una charca, Tío Gusano le llama, asomando el hocico. ─Hola, hola. ¿A dónde va gallo Kiriko con ese vestido de plumas tan rico? ─Me he puesto mi vestido de plumas más rico, porque voy a la boda de Tío Perico...".