Relatos: Historias de mi paso por Briñas



HISTORIAS DE MI PASO POR BRIÑAS


Por Asier Bastida

Villaviciosa (Asturias), 16 de Diciembre de 2010.

Me llamo Asier Bastida, y pasé en Briñas unas colonias de verano en 1975, y dos cursos enteros. En concreto, fueron 5º y 6º de E.G.B. (1975-77).

De aquella época guardo recuerdos imborrables, como si estuviesen marcados a fuego. Son anécdotas con memoria fotográfica, casi como si fueran instantáneas, aunque me es difícil hilarlas con continuidad. Tendría yo 10 años la primera vez que aterricé por allí, y sin embargo, siempre asocié aquellas aventuras a un personaje mayor. Cuando el otro día me reconocí en una foto, y vi lo crío que era, me extrañó muchísimo que hiciéramos todo lo que recuerdo. La verdad es que mi cuadrilla de amigos allí tenían 13, y alguno 14 años: el despertar de la adolescencia. Pero cuando miro la foto...

No voy a contaros lo que hacíamos todos los días, porque eso ya lo sabemos. Lo mío serán anécdotas, sensaciones y recuerdos.

Los primeros años de la E.G.B. los había hecho en la Ikastola Lauro, en Loiu —entonces Lujua—. Un día al comenzar el verano, mi aita me dijo que yo y mi hermano nos íbamos de colonias. Fue perfecto. Buen tiempo... piscina... txabalería... Lo pase genial, y allí conocí al primero de mis grandes amigos: Txema Uranga.

Cuando acabó el verano, me preguntaron en casa que si me había gustado la experiencia, y por supuesto contesté que sí.

—Pues perfecto, porque vas a ir allí todo el curso.

Yo comía mal... Vamos, que había muchas cosas que no me gustaban, y ya desde el primer día me las ingenié para no comer aquello que no me gustaba. Recuerdo a una chica rubia, de Basurto, que se llamaba Esperanza A., porque se comía todo lo que yo no quería. Casi siempre nos sentábamos juntos.

Otra técnica más radical, cuando no quedaba otro remedio, era sacarla metida en una servilleta en los bolsillos. No siempre funcionaba: ya me pillaron más de una vez...

Del primer año, no contare mucho más. Recuerdo que fue cuando murió Patxi. A mí me lo anunció Edurne, la monitora. Nos dieron siete días de fiesta, y creo que también ocurrió entonces el accidente en coche de esa misma monitora.

Como nombres destacados citare a Cotrino, que era un tío un poco macarra —con perdón—, pero con el que al final hice buenas migas. Y cómo no, a Uranga, que nos abandono para marchar a Villarcayo.

El segundo año (1976-77), nada más bajar del autobús, Javi —el super jefe— me pilló de la oreja y me apartó del grupo. Según él, revolucionaba a la peña. Y es que el año anterior me había escapado con Uranga una tarde-noche para ir a Logroño haciendo auto-stop... Nos paró una chica enfrente de "El Portal de La Rioja" —un restaurante con forma hexagonal que había justo enfrente de la Resi y donde comíamos casi todos cuando venían los aitas—, y cuando nos las prometíamos muy felices nos entrego en Haro a la Policía.

Total, que nos pusieron en un cuarto a otro chico llamado Santi Urquiaga y a mí. Dormíamos enfrente de los monitores Guille y Txetxu. Además de dormir solos, teníamos libertad de movimiento por la noche.

Los monitores nos parecían mayores, pero pensad que tenían unos 23 a 28 años...También hacían sus fiestukis... ¿o que pensabais?

Subíamos a veces a las camarillas de las chicas, y siempre pasábamos por la lavandería que estaba también en el piso de arriba. Eso lo organizaba una monja, de la que no recuerdo el nombre pero sí dónde guardaba siempre una botella de Martini, de la que a veces chupábamos algo.

Mi monitora ese curso era Mariví. La recuerdo enorme, muy buena gente, y con un corazón como ella de grande. Es la que organizó la representación de “Jesucristo Superstar”, que más tarde representaríamos incluso en Logroño.

Me recuerdo ahora como un chaval hiperactivo. También formaba parte del coro. Cantábamos los domingos en misa, en las comuniones, y en primavera salíamos a las iglesias de los pueblos a cantar. Luego nos invitaban a alguna merendola. En una de ellas fue donde probé mi primer kalimotxo.

También jugaba a balonmano, aunque éramos muy malos.

Los fines de semana, mucha gente marchaba a casa, y los que nos quedábamos, bajábamos a Briñas o íbamos hasta Haro —a 3 kilómetros— andando.

Si recordáis, en 1977 fueron las primeras elecciones, y yo un finde me pille un montón de pegatas redondas del PNV de aquellas primeras. Pues bien, no se cómo me las arreglé para cambiárselas a un txabal de Briñas por una tximbera... Al día siguiente, apareció el padre y Javi —el monitor— para que se la devolviera... Asier sin cine y sin salida, otra vez.

También convencí a tres más para subir al monte Picota una noche. Veía unas luces extrañas que pensábamos que eran un O.V.N.I., pero no. Cuando llegamos, era un tractor arando de noche. Al ir bajando de vuelta, cerca de la piscina oíamos a los monitores llamándonos. Nosotros hablábamos de cuál sería el castigo... Pues sí: cuatro semanas sin cine, y copiando miles de veces alguna frase de Javi.

El cuarto donde dormía daba a la entrada del comedor, y allí paraban los repartidores con sus furgonetas. Recuerdo el pillaje de Panteras rosas y Bucaneros, y de muchos cromos que luego vendíamos o cambiábamos.

Sinceramente, cuando recuerdo todo lo que vivimos, con la intensidad que lo hacíamos y cómo nos divertíamos, se me hace inevitable mirar a mi hijo de 10 años y pensar que es imposible que se buscase la vida como lo hacíamos nosotros. Eran otros tiempos, y la educación era distinta.

Por cierto, y aunque esos dos años están entre los mejores de mi vida, en la Resi se cobraba, y por lo menos algunos de mi clase —yo incluido— de lo lindo... Pero repito, eran otros tiempos... y otros métodos.

Quisiera acabar no sin antes enviar un saludo a todos los que pasasteis por las Resis, en especial a Iñaki por currarse este espacio de encuentro. Y muy especialmente a mis compañer@s en Briñas, de los que voy a escribir los nombres de los que me acuerdo, a ver si suena la flauta y se reconoce alguno: Santi Urkiaga (Cruces), Sonia Arévalo (Basauri), Javi Monje (Getxo), Lerma, Cayo (Elorrio), Uranga (Bilbo), Mariví, Transi, Gloria, Edurne (Busturia)... Un saludo también a Javier —Supermonitor—, que ya tiene que ser un poco mayor, y que tantos castigos nos rebajo.

Fue una suerte pasar por allí... y un placer recordarlo.