Relatos: Recuerdos de un niño de 48 años |
- RECUERDOS DE UN NIÑO DE 48 AÑOS
Castro Urdiales, 26 de Enero de 2013.
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Me llamo Alberto Gª González, de Santurce, y estuve en la Residencia de Briñas el primer año que se inauguro (curso 1974-75) con mi hermana Raquel. Allí hice 4º y 5º de EGB.
Tengo muchos recuerdos y anécdotas de aquella época, en el “disco duro”, y cuanto más pienso, más recuerdos me salen.
Por empezar: me acuerdo de mi cama, y de cómo saltábamos por encima de las que estaban juntas... —je, je...—; de una nevada que cayó, y unos cuantos saltamos desde las ventanas del dormitorio; las escapadas al dormitorio de las chicas... — je,je...—; de cómo repartíamos en el desayuno el trozo de mantequilla, haciendo rayas...; de los bocadillos de leche condensada amarilla...; de la ensaladilla rusa de los domingos...; etc., etc...
De las caminatas a Briñas, donde comprábamos en la tienda del pueblo —y alguna vez nos llevábamos algún Tigretón, Pantera Rosa...—. El día de la nevada en Briñas, un amigo y yo metimos una piedra dentro de una bola de nieve. Y desde un alto que había a la entrada del pueblo, la tiramos al aire cuando pasaba un coche, con tan mala suerte que le cayó en el parabrisas ¡La que liamos...! También nos dábamos buenas caminatas a Labastida y a Haro.
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Me acuerdo del gimnasio: de las cuerdas y la barra de madera colgando del techo; del plinto; del potro; de las colchonetas... ¡Un lujo!
De las fuentes del patio, para beber agua, que no había visto en mi vida... De aquel columpio de troncos de madera —por llamarlo de alguna forma—... Del foso de arena, de los tubos y, sobre todo, de esos campos de fútbol ¡de hierba! nuevos.
Del cine de los domingos: “Siete novias para siete hermanos”, “El otro árbol de Guernica”, y más...
Por supuesto, también me acuerdo de los monitores: Javi y Vega eran para mi especiales —estábamos todos enamorados de ella—; Tere —que genio—; Elena —a la que se le murió el padre, y luego nos enteramos que los monitores hacían Ouija para ver si podían contactar con él—; Edurne, y su accidente; Guiller, que me enseño mis primeros acordes con la guitarra —claro que me acuerdo de esas canciones, “La playa estaba desierta”, etc.—.
De cómo nos despertaban con la música, y de los cuentos para dormir —Bambi...— De las historias de miedo que nos contaba Javi por la noche, con esos efectos especiales que hacía él, como el cerrarse de una puerta chirriando... ¡Nos cagábamos de miedo!. De las guerras de almohadas...
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Me acuerdo de Eric George Ure, buen amigo mío —mi hijo se llama Eric, porque me acordé de él cuando buscábamos nombre—... Si lo lee, un abrazo para él. De Pablo Elorriaga —creo que era sobrino de Txomin Perurena, el ciclista—... De Jon, que era muy bajo... De Felipe... De Enrique, que le rompió un diente a mi hermana con la bandeja del comedor... Del portero... De la directora, Sor Victoria... Etc, etc...
Y luego, las chicas. Tengo un recuerdo muy bonito de Agurtxane, de Bermeo, que tonteábamos y éramos “novios formales”... De las gemelas —o mellizas—... De una chica inglesa —creo que se llamaba Jeny—...
Del día que vinieron a visitarnos alumnos del colegio “La Ola” (Sondika), para niños con problemas. Uno estuvo persiguiendo a una monitora, y ésta se asustó.
Siempre he comentado, a mis amigos y a mi mujer, que esos años fueron los mejores de mi niñez, y siempre me han preguntado con extrañeza que si era para tanto. Pero leyendo vuestras experiencias, he visto que no soy el único al que la Residencia de Briñas dejó una huella especial en el corazón.
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Hace un par de años, mi hijo estuvo allí en verano una semana, y ahora vuelve con el Colegio “El Regato” otra semana ¡Que suerte...! ¡Ya le cambiaba yo, y volvía en compañía de todos los de mi época!
He encontrado una foto de entonces —ando buscando más—, con el equipo de fútbol. Eramos muy buenos. Creo recordar que ganamos el torneo que jugamos, o quedamos segundos... Yo aparezco en ella de portero —de azul—. También se me ve en otra foto: la de la excursión a Santo Domingo. Estoy al lado de Guiller, pero sólo se me ve la cabeza.
Podría seguir contando muchas cosas... Lo cierto es que me alegro de haberos encontrado.
Un abrazo a todos desde Castro-Urdiales.